¡Y a ti que te zurzan…! y al resto, tres cuartos de lo
mismo, en este país de cuyo nombre es difícil querer acordarse, según marchan
las cosas.
Me alegra sobre manera que quieran encumbrar hasta las
estrellas a Cervantes y a sus hijos literarios, ni que decir que para el que
suscribe, desde siempre han estado en el estrellato del espíritu y el intelecto
y si ahora mirando al cielo, piensas con orgullo mientras te das de patadas en
los ojos para ver la Osa Mayor, imagínate
para buscar a Ara con sus cuatro planetas
y con los nuevos nombres en honor a tan excelso libro y autor.
El resto de la nación estudiantil y la que ya dejo
literalmente los libros y sabe de Quijote por oídas, ahora lo seguirá teniendo
igual de difícil y seguramente se la traerá al pairo, sencillamente porque
Cervantes era español, Quijote hijo de la herencia de sus mayores y Sancho la
radiografía de ese español segundón, eclipsado por la locura de su amigo y
revitalizado por ese saber y buen juicio de quien tiene que sacarse las
castañas del fuego diariamente y de cualquier forma peregrina.
No hemos avanzado tanto, que Quijotes siempre los ha habido
en esta piel de toro y no solo de la Mancha sino de cualquier latitud de esta geografía
nuestra. Y ahora que haremos, si ya hemos puesto a los personajes en tan alto
escaparate, cuando ya andaban por las librerías y ni puñetero caso que se les
hace, imaginen ustedes ahora que por fin viven en las estrellas, mientras
nosotros andamos en la inopia. Pues más de lo mismo, y es que no aprendemos en
este país de picaros, hemos leído a trancas y barrancas el Lazarillo de Tormes
y conseguimos el objetivo porque era breve aunque lleno de lindezas y de una
crudeza tal de la época, que hemos desarrollado la sana costumbre de reírnos de
nosotros mismo y nuestras desgracias, porque somos un país que sigue
anclado en “las desgracias con pan son
menos”. Hemos hecho por naturaleza propia acopio del Lazarillo y nos hemos
convertido en un país de ciegos miopes con una amplia cohorte de lazarillos y
hemos visto como los ciegos y miopes se comían tres uvas, tres derechos
fundamentales, el pensamiento, la crítica el razonamiento, las libertades y el
nivel cultural. Que nosotros lazarillos perdidos hemos ido a la zaga cogiendo
dos de esas uvas, y no precisamente esas que hacen que un país. Sea culto y
solidario consigo mismo y con sus ciudadanos, que se mire para adentro para
poder evolucionar.
Pero en fin, les dejo con la buena nueva y les invito a
participar en el voto para así por lo menos mientras lo hacen, pueden leer un
breve comentario sobre Cervantes y Don Quijote, es breve y no les supondrá
mucho esfuerzo http://estrellacervantes.es/
Y como siempre
desearles, me sean ustedes moderadamente felices y unos muy buenos días
Epi